martes, 24 de agosto de 2010

dolor de cabeza

¿Por qué no carajos todos podemos comportarnos coherentemente? ¿Por qué tenemos que caer en el mismo error más de una vez? ¿Por qué existe el "no lo vuelvo a hacer"? ¿Por qué la confianza es usualmente violada?

En ocasiones odio profundamente tener la voluntad de maquillar y relajar las cosas para que tarde o temprano me vuelvan a dañar.


Homo sapiens, tanto que me falta aprender.

(karma)

lunes, 16 de agosto de 2010

tinta negra en cuarto oscuro

Mi piel envejece y lo noto en cada flexión de brazos y ojos.

Puedo ver a través de mí, traspaso mi mirada y su reflejo que quisiera verse a sí mismo (vanidad), todo para ver a los demás.

Y me convierto en nada, en puros ojos invisibles que miran cínicamente sin que nadie los note o se incomode.



Epílogo.

Necesito vacaciones ya, me prometo hacer algo al respecto.

lunes, 9 de agosto de 2010

pinto perritos




...because I love them, arf! (Up).

viernes, 6 de agosto de 2010

¿viernes de onigiri?



espero que sí :D

martes, 3 de agosto de 2010

Un cuento que sabe

La siempre misteriosa y relativa historia nos cuenta que la primera ola de inmigrantes japoneses llegó a México en 1897, estableciéndose en Chiapas con el fin de cultivar café. La misión fracasó, sin embargo, superando todo mal augurio, establecieron una importante colonia en nuestro país que hoy nos muestra los ricos frutos del sincretismo en diversos campos, quizás el más cotidiano y disfrutable sea el de la gastronomía.

Si bien la colonia japonesa junto con la china son las más representativas de los movimientos migratorios de lejano oriente en nuestro país, no podemos pasar por alto otras comunidades que también nos han dejado interesantes aprendizajes culinarios -Tailandia y Vietnam, por ejemplo-.

Para probar sabores originales de éstas y otras regiones de oriente en un sólo espacio, hay que visitar el Mog, un restaurante sui géneris donde las maravillas empiezan desde el momento de poner un pie en el lugar. Sobra decir que las recetas son exquisitas y los platillos variadísimos; el mobiliario y la decoración son un tesoro, no hay sillas ni mesas iguales, pues todas son antigüedades únicas; las cartas son todas diferentes, hechas a mano, con toques populares que desvisten al lugar de toda pretensión.
(Paréntesis: cuando vayan no olviden echar un vistazo a la pequeña pero interesante boutique -un ropero y una vitrina- con playeras, zapatos y joyería artesanal).

Recomendaciones:
Rakusa: deliciosa sopa con noodles, res, leche de coco y pimientos picantes.
Phad thai: los originales fideos tailandeses.
Onigiri: bolas de arroz rellenas de salmón, atún o tampico, cubiertas con una tira de alga nori.

El Mog no es sólo un restaurante, es una experiencia en la que el comensal se vuelve parte de un cuento que se desenvuelve en un escenario surreal... un cuento que no es mas que la continuación de aquellas históricas inmigraciones del lejano oriente.



Mog: Álvaro Obregón 40, col. Roma, tel: 5264-0016

 

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